martes, 10 de enero de 2017

Callahuanca, entre vastos cultivos de chirimoya

Callahuanca, Huarochirí, Lima, Perú


(07/08/2015) La propuesta de partir de nuestra gris Lima y llegar a otros pueblos al principio me resultó muy tediosa, estábamos de vacaciones en la universidad y no estaba del todo convencido, pues consideraba que descansar es eso, DESCANSAR, dormir plácidamente hasta que el sueño se quite, quedarse en casa tranquilo sin nada más que hacer que comer, dormir, leer y de vez en cuando salir a correr.

Eso no mermó mi curiosidad por salir de Lima metropolitana por cuenta propia, a lo mochilero y comencé entonces una búsqueda exhaustiva a través de páginas de facebook, páginas web, youtube y hasta instagram, de diversos destinos cercanos a Lima, para poder hacer el recorrido sin que pasen más de 2 días y encontré el ideal y me pareció muy interesante: Callahuanca.

Inicio del viaje


Acordamos la fecha y partimos; para empezar, debíamos llegar al Parque Echenique (o Parque de la Epopeya Peruana), en Chosica, a un par de cuadras de la plaza de armas del mismo distrito.

Mapa de la zona central de Chosica

Desde ahí existen 2 posibilidades de llegada si es que no se va con auto: 1) tomar un taxi, que aproximadamente cobra S/10.00 por persona o 2) llegar a la Avenida Libertad, que es una de las cuadras aledañas al parque Echenique, en dicha avenida está el terminal de buses de la comunidad de Callahuanca, cada 2 horas salen coasters con destino a dicho punto; que es lo que nosotros hicimos. Una vez llegados al terminal, tuvimos que esperar alrededor de 30 minutos hasta que sea el horario de partida del bus de la comunidad. El pasaje es de S/3.50 por persona.

Tras aproximadamente 1 hora de viaje y el pasar de distintos paisajes, cada vez más verdes y luego de haber atravesado la central hidroeléctrica de Barba Blanca y el poblado del mismo nombre, al fin llegamos, Callahuanca nos recibía con unos rayos solares potentes, tostadores y secos; ese aire purísimo y helado que siente el citadino al salir de su ciudad y esa sensación de frío/calor que se entremezcla en los parajes andinos.

Hidroeléctrica de Barbablanca

Plaza Mayor de Callahuanca

Una emocionante llegada


Llegamos a un pueblo pequeño, muy acogedor, con esa esencia de calidez y tranquilidad infaltables y ¡me sentía como un niño en un parque de diversiones!, con mucha energía, sin embargo sabía que debíamos registrarnos en la oficina de turismo, ubicada al lado de la municipalidad, en la misma plaza mayor, ahí nos indicarían qué se puede hacer, lugares turísticos e información respecto al pueblo. Esto es SUMAMENTE IMPORTANTE, ellos registran la cantidad de visitantes diarios, es una comunidad que viene explotando de a pocos el turismo.

La persona encargada mencionó muchos lugares, sin embargo nos llamó la atención muchísimo el "Mirador Characán" y "Cascachoco", además de la piscigranja y sus cultivos de chirimoya, que rodean todo el pueblo.

Una vez registrados, el siguiente asunto que resolver era el de hospedaje, pues no habíamos llevado carpas y yo recién comenzaba con el asunto de viajar "a lo mochilero", pero teníamos referencias que nos comentaron que existe en Callahuanca un hotel llamado "El Rodeo", al que fuimos a hospedarnos y es sumamente recomendable, tienen piscina, un mirador y una entrada a la recepción que hace sentir que lo pagado fue una muy buena inversión (aprox S/ 65.00 por persona). Sin embargo, para abaratar costos, existen hospedajes desde S/20.00.

Una experiencia inolvidable


Salimos a almorzar, existen muchas opciones para matar el hambre en Callahuanca y de todos los precios, almorzamos en un restaurante cuyo nombre no recuerdo, que quedaba al frente de la plaza central, aprox S/7.00 por plato, ¿que tal? ¡muy bueno!; luego decidimos caminar por todo el pueblo, ir a la piscigranja, al estadio municipal y visitar algunos cultivos de chirimoya. El pueblo estaba muy bien señalizado y las calles impecables, al llegar a la piscigranja nos topamos con que estaba cerrada y no pudimos entrar, lo mismo sucedió con los cultivos de chirimoya, y aunque habían algunos a los que podíamos acceder sin permiso, no lo vimos correcto, de todas maneras, se trataba de una propiedad privada y necesitábamos permiso.

Estadio municipal + vicuña + vaca

Algo cabizbajos, regresamos al hotel a darnos un chapuzón en la piscina, hecho que reparó nuestras cuitadas almas aristotélicas, al finalizar, volvimos al pueblo a comprar algunas cosas para preparar nuestro lonche y conversar con la gente del pueblo.

Conversamos con una señora muy amable, nos comentó acerca del mirador y de la importancia que tiene para la comunidad, pues ahí se alza una cruz, protectora del pueblo; que el camino para llegar tarda aproximadamente 2 horas, esta bien señalizado y que por momentos se torna algo empinado; de las historias que rondan el pueblo, el mirador, de esa memoria común y ancestral sobre la que descansan las costumbres del pueblo.

Ya anochecía y el manto de estrellas que se asomaba sutilmente sobre nuestros cabellos nos llamaba a dormir y continuar con el recorrido al día siguiente.

El Rodeo, de noche ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Implícitamente, sentíamos que el reto estaba planteado: Debíamos subir al mirador, y eso fue lo que hicimos al día siguiente, nos levantamos, tomamos desayuno, hicimos las maletas, pues el check out es a la 1pm y nosotros no volveríamos hasta después de esa hora, encargamos las maletas al personal del hotel y partimos. Cruzamos todo el pueblo hasta el inicio del trekking hacia la Cruz de Characán, donde también está el mirador. Y efectivamente, fue como la señora lo dijo, fue complicado y mas para nosotros, sin practica previa en trekking. Habían pasado 20 minutos de subida y ya teníamos muchísima sed, pero, por descuidados e inexpertos trekkeros no llevamos agua y las siguientes 3 horas de subida y bajada juntas, nos la pasaríamos sin tomar agua, pues arriba no hay tiendas, ni nada por el estilo, por ello, si piensan subir, asegurense con comprar una botella de agua en el pueblo.

Tras una extenuante y deshidratada caminata al borde de los Apus callahuanquinos, llegamos al Mirador de Characán y su cruz. Una vista, simplemente espectacular, inclusive pudimos ver cóndores sobrevolando quizas 500 metros más alto.

Leyenda del Mirador de Characán

Vista del pueblo de Callahuanca desde el Mirador de la Cruz de Characán

Cóndor andino desde el Mirador de la Cruz de Characán

Retornamos al pueblo, lo primero que hicimos fue comprar agua y una vez saciada la sed, fuimos al hotel y recogimos nuestras maletas, volvimos al pueblo a almorzar y una vez cumplido esto solo nos sentamos a esperar los buses de la comunidad que nos regresarían a chosica. Uno de estos llegó a los 20 minutos, y comenzamos nuestro viaje de vuelta a nuestra Lima, tras una experiencia inolvidable y algo que me marcaría para mis siguientes viajes.

Gastos:
Lima-Chosica-Lima: S/. 10.00
Chosica-Callahuanca-Chosica: S/. 7.00
Hotel El Rodeo: Aprox. S/. 65.00 por persona
Desayuno (x1) , almuerzo (x2) y cena (x1): S/.30.00
Otros (Cigarrillos, galletas, etc): S/10.00

Total: S/. 122.00

lunes, 9 de enero de 2017

Presentación: Chasqui Peruano

Presentación


Tomé la decisión de abrir el blog debido quizás a que mi frustrada afición de adolescente académico por escribir me permitió notar que hay muchísima carencia de literatura en la temática de viajes y mochileo en el Perú, sudamérica y el mundo; entonces surgió la semilla de apoyar a otros viajeros en sus travesías, relatando las experiencias (buenas y malas) que voy enfrentando en cada viaje, todo ello sumado, por supuesto, a un galopante gusto por viajar; que comenzó a los 20 años, en mi primer viaje realmente significativo, en el que valoré al fin lo que era un paisaje de sierra, esas estrellas luminosas durante la noche, que penetran en las pupilas y dejan la sensación de estar fuera de la Tierra, tan lejos como se pueda imaginar; esas enormes montañas pedregosas parcialmente llenas de ichu, que pareciera que alguien, en tiempos ancestrales, hubiera caminado por ahí espolvoreando aquella plantita por aquí y por allá; esos pueblos, esa gente tan cálida y de tanto conocimiento innovador, poco difundido en nuestro mundo "globalizado" que hace cuestionar la vida de citadinos, que saca de toda zona de confort a cualquier persona y enseña a ser versátiles y permite dejar de lado el etnocentrismo y lo "socialmente aceptado"; esas nubes; el cielo; las costumbres... Y esa armonía en la que todo convive, en la que todo interactúa, en la que no se ha perdido ni una pizca de lo hermoso y llamativo del lugar. 

Sin embargo, algunos lugares, se ven amenazados constantemente por las industrias de las zonas cercanas, asolando de a pocos lo que tardó cientos de millones de años en formarse, depredando bosques, secando la tierra, perforando los Apus y explotando a la comunidad, que con engaños y al sentirse estos, entre la espada y la pared, algunas veces, sin apoyo del estado, no les queda mas que trabajar para seguir subsistiendo.

Las consecuencias del cambio climático y la contaminación a nivel global se ven reflejados en nuestro país; en los nevados que se deshielan año tras año, en las playas contaminadas con desechos inimaginables, en los derrames petroleros del amazonas, en cada papel de basura que arrojamos en las calles; y siempre resulta triste para cualquier viajero, ver que aquel paisaje que tanto era de su gusto, hoy, 5 años después se ha visto perjudicado por la contaminación ambiental y el cambio climático.

No dejemos de viajar, es increíble, nos permite conocer nuestro lugar en la Tierra y nuestro país y el mundo tienen rutas espectaculares, constantemente se verán amenazadas por diversos eventos; por ello debemos ser socialmente responsables, respetar, cuidar el medio ambiente, comprender y ser muy cordiales para contribuir a la protección del lugar que estemos visitando.


El Perú nos espera. El mundo nos espera.



Mirador de Characán: Distrito de Callahuanca, 
provincia de Huarochirí, departamento de Lima, Perú (2015)