domingo, 4 de febrero de 2018

La Reserva Paisajística Nor-Yauyos Cochas y el encanto de viajar I

Yauyos, Lima, Perú


(19/05/2017) Había quedado embelesado con la historia de aquel señor de la combi en el viaje que hicimos a Zúñiga (puedes verlo aquí), las ganas por visitar la Reserva Paisajística Nor-Yauyos Cochas (RPNYC) solo crecerían mas con el paso del tiempo, lo que me hizo indagar datos, recomendaciones, rutas, costos, etc; por casi dos años.

Habían algunos factores que complicaban la salida durante esos días: Perdería dos días de clase en la universidad y además iría solo, por una ruta que conocía muy bien en mapas, pero jamás había pisado en mi vida; sin embargo era la oportunidad perfecta; las lluvias torrenciales en la sierra estaban terminando y por lo tanto, la RPNYC estaría en su máximo esplendor, no habría muchos turistas en los pueblos de la zona debido a que las vacaciones de verano ya habían terminado y al menos la mayoría ya estaría en sus actividades en Lima, y por supuesto, mis ganas por visitar la reserva ya eran insoportables. Por ello si o si, debía partir.

Huancaya, en la Reserva Paisajística Nor-Yauyos Cochas
Hubo un factor que siempre estuvo presente y me hizo preocupar en determinado momento, por ello creo necesario el mencionarlo, es la ruta. Había revisado decenas de blogs y contactado con personas que han llegado a la reserva, la mayoría de rutas eran vía Lima-Cañete-Huancaya (Huancaya es la capital turística de la RPNYC) y otra pequeña parte señalaba la ruta Lima-Huancaya (el bus se toma en el terminal Yerbateros, los sábados a las 6am) como la mas adecuada, sin embargo, estas rutas no me convencían o no se ajustaban a mis días planificados, por ello, opté por una ruta bastante diferente: Lima-Huancayo-Chupaca-Huancaya.

El plan era ir al terminal de Yerbateros, tomar un bus a Huancayo durante la noche y dormir (o al menos intentarlo) en la ruta; llegar a Huancayo en la madrugada y tomar una combi hacia Chupaca, finalmente llegar a Chupaca máximo a las 5am para poder tomar uno de los colectivos que van a Huancaya. Una de las personas con las que contacté, me había comentado que habían colectivos desde Chupaca hasta Huancaya, desde las 4am hasta las 6am o hasta que se llenaran, por eso era muy importante el llegar temprano

La preparación de casi dos años me había llevado a algunas conclusiones y la visita a Ayacucho (puedes verla aquí) me había enseñado bastante respecto al tiempo en la sierra, por ello, lo primero que empaqué fue el poncho para lluvias, fue vital para el viaje, 100% necesario y 100% útil.

Siguiendo el camino hacia la espectacular RPNYC


Llegué al terminal Yerbateros hacia las 6.30pm, debía calcular bien el tiempo, pues tenía que llegar a las 4am a Huancayo y media hora después a Chupaca. Al rato llegó un bus que pedía S/20.00 para ir a Huancayo (E.T. Ticllas), un precio bastante módico por cierto, sin dudarlo y debido a que era el único bus a esa hora, subí.

El bus partió una hora después aproximadamente, pues esperó a llenarse. Yo tuve la muy buena suerte de sentarme junto a un señor que se fue tomando yogurt de fresa todo el camino hasta que al llegar a Matucana, AL FIN se le acabó, todo el trayecto que no puede dormir imaginaba los espectaculares colores que iba a tener su vómito al pasar por ticlio.

Una vez el olor del yogurt se hubo disipado, me di cuenta que debía dormir un poco, así que lo intenté y en realidad nunca lo logré a cabalidad: la ansiedad por viajar solo, las ganas de llegar y disfrutar de todos esos paisajes idílicos me mataba; así que solo dormitaba y me levantaba cada 2 horas.

Al llegar a ticlio me levanté, la altura hizo que me doliera la cabeza y no pueda dormir nuevamente sino hasta después de un rato, rápidamente volteé a mi derecha a ver al señor y este estaba de lo mas tranqui mirando el camino -Uff, menos mal- pensé, tras asomar la vista por la ventana y notar la inmensa oscuridad de la noche andina, descansé un par de horas mas.

Tras algunos acontecimientos mas que impidieron que siga durmiendo durante la madrugada, llegamos a Huancayo a las 4.10am aproximadamente, apenas bajé del bus, sentí la gélida temperatura de Huancayo en mis piernas y me arrepentí de no tener el calentador puesto. Bajé en el cruce de las avenidas Coronel Parra y Carretera Central por recomendación de los pasajeros del bus interprovincial, quienes me dijeron que por ahí pasaban las combis hacia Chupaca; ahí esperé los 5 minutos mas helados de mi vida hasta que pasó una combi, y en 20 minutos llegué a la plaza de Chupaca, que es en donde se toman los colectivos. Caminé un poco y encontré un colectivo que llegaba a Huancaya por S/25.00 :DD, compré mi desayuno, paseé por unos minutos, escuché la radio y observé la madrugada que se sentaba sobre la ciudad de Huancayo.

Ahí bajé. Si llegan de madrugada, abríguense antes de salir de Lima.

A las 5.45 am, una vez lleno, el colectivo partió hacia la RPNYC, yo estaba con un ojo abierto y otro cerrado del cansancio, pero no quería perderme ni un metro del camino a la reserva, así que aguanté todo lo que pude, hasta que a las 6.10 am, luego de ver el amanecer de Chupaca me dormí.

No se nota, pero el cartel dice: RPNYC//56 km :D

A las 7.30 am desperté debido a que el carro se detuvo, el paisaje se tornaba espectacular y era la oportunidad perfecta para bajar y sentir nuevamente el aire gélido altoandino. Metros mas abajo de la carretera, los charcos visibles entre los bofedales altoandinos reflejaban la tostadora luz del Inti allá, al fondo, casi como tatuado en ese celeste cielo, que cobijaba a los que son y siempre serán los guardianes de esa zona, los apus de la sierra central, estos últimos, de retoque y casi como vistiéndolos, presentaban al observador sus laderas llenas de un ichu tostado, un paisaje digno de ser observado por horas.

Camino a la RPNYC, Chupaca-Huancaya

10 minutos después y retomamos el avance; el tráfico se paralizó debido a que se estaba rehabilitando ese tramo de la carretera, afectado por los huaycos de hacía apenas 2 meses:
-Los huaycos también han afectado duramente esta zona
-Ha llovido muchísimo hasta hace 1 semana aproximadamente, ojalá lleve algo para las lluvias jóven (contestó el chofer)
-Si, tengo un poncho para lluvias en la mochila, no quisiera pasar malo ratos

Estaba sentado en copiloto y conversé con el chofer todo el tiempo que me mantuve despierto y digo eso porque apenas dejaba de hablar con él unos segundos yo ya me quedaba dormido y supongo que el chofer se daba cuenta de esto al intentar continuar con la conversación, en algún punto me comentó:
-Está con bastante sueño
-Si, es que no he podido dormir muy bien en el bus interprovincial
-¿El soroche?
-Al parecer si

La altura iba aumentando, el chofer me comentaba que estábamos a casi 5000 msnm, era increíble; en algún punto inclusive pudimos ver a algunas personas realizando el chaccu, que es una técnica ancestral de trasquilado de alpacas, todo un espectáculo por cierto, lamentablemente no pudimos detenernos a observar todo el proceso.

En lo mas alto, antes de bajar a la provincia de Yauyos, el granizo y la cristalización de algunos pequeños charcos de agua regados en el camino comenzó a hacerse notar, bajé la ventana y de verdad estaba gélido, tanto que ya no podía dormir y me comenzaba a doler la cabeza, pero el paisaje y la sensación de estar ahí lo valía todo.

Poco antes de llegar a la reserva, ya en Yauyos, cruzamos el pueblito de Tinco Yauricocha, un pueblo que junto con Tomas y Alis, están luchando por erradicar la minería de la zona, debido a que la actividad que esta industria genera en el ambiente es nociva para el ecosistema de la zona y altera el comportamiento y la vida salvaje propias de la RPNYC, la empresa minera que desarrolla sus actividades en la zona es la minera Corona (o mina Yauricocha), este pueblo, además, ¡tiene el puente colgante mas alto del mundo! A 1 km de altura de la superficie; apenas pude ver una pequeña parte del altísimo puente, pues nuestro camino debía continuar, sin embargo eso me da motivos para volver por esta zona.

Unos kilómetros mas allá, el chofer me advirtió que en breve llegaríamos al tan ansiado punto, un cartel metros mas allá le daría la razón, al fin llegamos a la Reserva Paisajística Nor-Yauyos Cochas, el primer pueblo desde esta ruta es Tomas, en el que hicimos una parada para ir al baño y para que bajen algunas personas del colectivo, aproveché esos minutos en ir a la plaza y hacer algunas fotos del espectacular paisaje; se notaba el porqué del nombre, Tomas es una de las puertas de esta bellísima reserva. Dentro de este distrito se puede encontrar algunos puntos turísticos mas: El Apu Caja real y las lagunas de Pachas y Chichicocha, entre otros.

Plaza de armas de Tomas

Desde Tomas, practicamente toda la ruta esta plagada de puntos turísticos, apenas un par de kilómetros mas allá entramos al Cañón de Uchco, en el que la carretera pasa debajo de este y al costado pasa el río, la pista se hace bastante angosta y el sonido del motor del auto o el correr del río se tornan ensordecedores.

Cañón de Uchco desde lo mas profundo, la autopista
Luego de atravesado el cañón, llegamos a Alis, en donde se bajaron los dos últimos pasajeros que quedaban, aparte de mi; en ese momento comencé a preguntarme si en realidad mi colectivo llegaría a Huancaya.

Unos kilómetros después, el chofer me pidió dejarme en Tinco de Alis (que era el pueblo siguiente), porque ya no había mas gente que iba hacia Huancaya y a él no le convenía y también me dijo que no me preocupara, que estaba llegando un amigo suyo y que este me recogería para llevarme hasta Huancaya por S/5.00, él solo me cobraría S/20.00 hasta Tinco de Alis, lo vi justo para él y para mi y acepté, sin embargo le dije (medio bromeando, pero iba muy en serio) que no lo dejaría irse hasta que llegara su amigo y así fue, en Tinco de Alis aproveche en ir al baño y al salir, El primer chofer no se había ido (pero si había llenado su carro para regresar a Huancayo) y el segundo chofer acababa de llegar, me despedí del chofer y subí al segundo vehículo, le pedí que me llevara solo hasta Vitis, desde ahí caminaría a Huancaya (3 km aproximadamente).

El resto del camino fueron muchos mas paisajes espectaculares, ya no tenía sueño, estaba en el lugar que tanto había querido estar por casi 2 años, mucho mas espectacular fue cuando el carro pasó por la ladera de la laguna Piquecocha, aguas de un celeste oscuro que llamaba a bajarme del carro y sentarme ahí, así que revisé mi mapa y me di cuenta que todavía no estábamos muy cerca de Vitis y que la caminata hasta Vitis sumada al sueño me terminaría por matar. Encima, al llegar a Vitis debía buscar algunos puntos turísticos mas, así que preferí no bajarme y solo observar la inmensidad del cielo reflejado en sus aguas.

El ameno y tranquilo pueblo de Vitis


Finalmente, a las 10 am, llegué a Vitis (3600 msnm), se tornaba espectacular frente a mis ojos, los apus, todos verdes circundando todo el valle, hacia abajo, el río cañete que había tomado un color turquesa que reflejaba las nubes y el inmenso cielo color celeste; era ese paisaje de pueblo de la serranía perfecto, las casas de quincha y adobe, las estrechas callecitas con una canaleta al medio, era majestuoso. El carro me dejó en la plaza, la que estaba vacía y en las calles no habían muchas personas. Yo llegué con un objetivo ya elaborado: Encontrar el rodal de Puyas de Raimondi que hay por aquí y visitar al menos una de las 2 zonas arqueològicas que tiene Vitis (Cochashuasi y Huaylluy).

Calles en Vitis

Plaza de Vitis
Crucé la calle y vi una tienda abierta, compré una botella de agua y le pregunté a la señora sobre cómo llegar a todos los puntos que quería ir, me dió algunos datos y salí, busqué mas personas, fui donde estaba una señora mas y una joven, todas me dieron datos parecidos, así que tomé esa ruta.

Consistía en subir al menos unos 200 metros hacia el sur, al llegar hay una quebrada, en la misma quebrada se ubicaba uno de los centros arqueológicos, a continuación se debe tomar el camino hacia la derecha por 1km aprox para llegar al rodal de puyas. Lo explicito así, porque los caminos no están señalizados y durante el camino no se ven muchas personas como para preguntar.

En otras condiciones, el subir hasta la quebrada se me hubiera hecho mas fácil de lo que fue, sin embargo, el cansancio y el leve dolor de cabeza me impidieron subir más allá para poder llegar a las puyas, cansado y triste regresé por el camino hasta la plaza, no sin antes tomarle unas fotos al espectacular paisaje.

Sólo una pequeña muestra

Al llegar a la plaza de nuevo, comencé mi caminata a la meca, al centro, al point; a Huancaya. Aproximadamente unos 3 kms separan a Vitis de Huancaya y yo estimaba 1 hora de caminata. Apenas saliendo de Vitis pude ver una pequeña Puya de Raimondi, sembrada en el jardín de un colegio, me sentí muy feliz, no vi el rodal, pero pude ver un ejemplar de titanka, el resto del camino estuvo lleno de sorpresas: Apenas vi 1 camión y 1 auto durante toda la ruta, vi una pequeña cascada y un toro atado a un árbol que me hizo caminar un poco más rápido. Finalmente, bajo un cielo celeste y un sol radiante de mediodía, llegué a Huancaya.

La Titanka de Vitis

Catarata en el camino Vitis-Huancaya

Entrada a Huancaya

Huancaya, capital turística de Yauyos


Al ver ese portal me alegré, ya había llegado al punto del que tanto había leído, estaba cansadísimo al extremo, pero emocionado, seguí el camino hasta llegar a la plaza, ahora la prioridad era conseguir una habitación para pasar las dos noches que tenía planeado quedarme, sin embargo, a medida que avanzaba mas entre las callecitas de Huancaya me daba cuenta de que el pueblo estaba realmente LLENO de turistas, y en cada hospedaje que preguntaba me decían que ya no tenían habitaciones -Oh, cielos, pensé- Así que me fui un poco mas lejos de la plaza y encontré un hospedaje con habitaciones para persona sola (S/20.00, no recuerdo su nombre) frente a otro muy conocido, el Brisas de Mayo. Pagué por dos noches seguidas, el ver que había bastante gente por el pueblo no me hizo dudar de tomar esa decisión. Desempaqué mis cosas, y salí a buscar almuerzo, conocer el pueblo y ver de cerca el río cañete. Dicen que se ve espectacular desde Huancaya.

Salí del hospedaje y apenas a dos casas, me encontré con el restaurante "El Quinualito", de la sra. Naldy Hilario, 100% recomendable, además la señora es bastante atenta y conversadora; le pedí que por favor me preparara un plato y yo volvía en el tiempo que ella estimaba, eso hice, la sra. Naldy me dijo que regrese en 20 minutos:
-Pero jóven, vuelves no me hagas cocinar por las puras
-Jaja, no seño, no se preocupe, yo regreso si o si, apenas voy a ver las cascadas y vuelvo.
La señora Naldy además ofrece servicio de hospedaje, # 01-722-9346 y 964-839-991

Dejé a la señora Naldy y me fui al río, quedé anonadado con las cascadas de Cabracancha y el agua de color turquesa impecable, en el fondo se podían ver peces conviviendo en su hábitat natural con el espectacular paisaje de la zona. Este paisaje natural contrastaba mucho con la gran actividad turístico-económica que convive con el pueblo, que visité al rato: Muchos turistas, de todas partes del mundo y muchos autos en el centro de la plaza delataban que la vida va de la mano con el turismo aquí.

Después de ese breve recorrido, que repetiría a cada rato durante ese primer día en Huancaya, regresé al restaurante "El Quinualito", almorcé, conversé un rato con la señora, me comprometí a regresar para la cena y regresé al hospedaje, ya era momento de descansar al menos un par de horas.

Desperté con frio en los pies, no me había tapado y no me había quitado nada de la ropa con la que había llegado a Huancaya, me levanté con la sensación de no haber dormido nada y decidí regresar a las cascadas de Cabracancha, nuevamente espectacular. Quería bajar en ese punto y ¡si se puede!, para llegar a un puente colgante, pero lamentablemente estaba en reparación y no pude bajar para cruzarlo. Tomé mi mapa y recordé que saliendo del pueblo, un poco más al norte, en dirección a Vilca, existe otro punto turístico que ya me había leído: Los puentes coloniales de Huancaya, una zona cuyo principal atractivo turístico, además de las aguas del río cañete, son 4 puentes fabricados durante la época colonial a base de piedra y barro, aquí si me tomé mi tiempo, observé todo con mucha paciencia, me senté en medio de los arbustos, subí al mirador más alto, me puse al ras del nivel del río, toqué sus aguas, me sentí al 100% con la naturaleza, tratando de comprender esa espectacular pieza paisajística; El agua del río, impecable, se mostraba como un espejo del cielo, apenas si hacía bulla. Todo estaba sumamente verde, el cielo despejado. Al fondo, en los Apus ubicados a espaldas de Huancaya se asentaban unos andenes milenarios, de la época de los Incas, lo que me hizo pensar en la gran influencia que esta cultura debió haber ejercido sobre la zona; hoy cubiertos por maleza y mala hierba, han estado observando silenciosamente el pasar de los siglos y el correr de las aguas turquesas del río cañete... Continuará en un siguiente post.

Cascadas de Cabracancha

Puente sobre las cascadas de Cabracancha

Zona de camping cercana a los puentes coloniales

Aguas translúcidas del río cañete

Cielo despejado sobre el apu Huallahuacran de Huancaya

Pedazo del paisaje de Huancaya sentido Norte. Nótese el cielo reflejado en el río

Pedazo del paisaje de Huancaya sentido Sur. Al fondo, los puentes colgantes

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